Esta tarde que se desliza sobre nosotros se presenta llena de nostalgia. No me cabe más verde en las pupilas que se agrandan repletas de memorias, de tus manos empujando mis ganas incipientes de mantener el equilibrio en mi nueva bicicleta anaranjada.
Esta tarde, de parque casi otoñal, me atrapa en el túnel del recuerdo y te veo tomando el café en aquellas tacitas de plástico con rayas de colores, la torta húmeda de nuez que tanto te gustaba, el sapo asomando bajo el arbusto de otra tarde casi igual pero más feliz, con los chicos corriendo y tus ojos disfrutando de sus travesuras.



Ahora cuando Marley, las rastas y la rebeldía pueblan mi vida de madre, me pregunto muchas veces con fatal melancolía, cómo hubieran sido mis días y los de mis hijos de tenerte. Yo que crecí abrigada por el amor de mis abuelos, hubiera deseado lo mismo para ellos.
Te extraño viejo, nunca dejé de hacerlo. El tiempo no pasa en mi corazón y todos los días pienso que fue ayer cuando te fuiste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario